Eso de poder desinstalar aplicaciones del iPhone que no usemos hay que cogerlo con pinzas

Eso de poder desinstalar aplicaciones del iPhone que no usemos hay que cogerlo con pinzas

Escrito por: Chus Vilallonga   @ChusVilallonga    17 septiembre 2015    5 minutos

Al margen de las interpretaciones que cada uno pueda hacer sobre las declaraciones de Tim Cook sobre las aplicaciones que no se usan en iOS y la posibilidad de que puedan eliminarse, la conclusión casi unánime podría ser frontalmente opuesta a la realidad y las campanas al vuelo de las últimas horas se estrellarían contra el suelo estrepitosamente.

El problema principal radica en que las aplicaciones que nadie usa son todas de Apple.

Para empezar, el CEO de Apple nunca ha dicho literalmente lo que se puede leer por ahí. Cook ha dicho que se está estudiando una alternativa a las aplicaciones que no se usan, y que no forman parte de un todo que hace funcionar otros aspectos del… ¿iPhone? Si, habló del iPhone, pero el teléfono tiene un ADN que en gran parte comparte con otros dispositivos, aparte de que hay aplicaciones que si se quitan, pueden romper otras. Como el propio Cook dijo, no es tan sencillo, pero se podría ir más allá.

Aquí los expertos en programación y diseño de software pueden decir que el hecho de que una app interfiera en el funcionamiento de otra, en vez de que cada una sea independiente de las demás aunque formen parte de un mismo ecosistema, se llama «mala optimización». Un interfaz precioso que esconde un desastre de arquitectura y oye, ahí no toques porque se nos va todo al traste. La cuestión, si este fuera el caso de iOS respecto a las palabras de Cook, es que la solución, que es reconstruírlo todo desde cero, es mucho peor que el «problema» (problemón de narices!) que a la postre no es más que no queremos unas apps que no usamos. Si hasta ahora a Apple no le ha ido tan mal en este sentido, difícilmente cambiará su forma de hacer las cosas y emprenderá el camino que muchos creen.

No se trata de que Apple decida qué aplicaciones puede desbloquear para que puedan ser eliminadas desvinculándolas previamente de otras partes del sistema. Se trata de que nadie puede decidir lo que es o no es útil por todos, porque nuestro vecino probablemente pensará diferente. Y el pensar que mañana se permita que cada usuario pueda borrar lo que le venga en gana es un error de dimensiones colosales, porque esto, no va a ocurrir.

Volviendo al ADN de iOS, hay aplicaciones que aunque no se usen, difícilmente podrán ser eliminadas del iPhone. Pensad cuantos iPhones llevamos a nuestras espaldas, cuantas versiones del sistema operativo, y cuantas -y cuales- aplicaciones están ahí desde el primer día. Efectivamente, son las aplicaciones que NO podrán ser borradas porque forman parte de un todo y son el motivo y razón de ser de otros productos y servicios. Y aquí entra el poderoso caballero, don dinero.

Apple difícilmente va a permitir que una aplicación que en realidad es una pasarela a algo que le pueda reportar directa o indirectamente beneficios, pueda ser eliminada. Aunque no se use, o se use de una forma tan minoritaria es simbólica y casi nula, lo más probable es que haya un motivo y una razón de ser por estar ahí.

En nuestro día a día nos topamos con cosas que tenemos porque nos las han metido si pedirlas. Son aquellas cosas que, aunque no las usemos, ya las hemos pagado. Hablamos de esos extras de dudosa calidad y utilidad de las películas en formato doméstico y que a menudo no son más que publicidad (su razón de ser), de ese botón del mando del televisor que ni sabemos para qué sirve (que es para operar con otros productos), del teletexto donde abunda la publicidad de productos y servicios de lo más variopinto (y por eso aguanta el paso del tiempo), de ese accesorio de la batidora que ni sabemos cómo se monta (pero como es la única batidora que lo lleva, muchos se la comprarán por eso), o de ese pequeño agujero en la parte trasera zona superior-centro de algunas fundas de terceros para iPad (de la ‘serie misterios sin resolver’, pero se apuntó a un micrófono ambiental que nunca se implementó definitivamente).

Otra cosa es que Apple permita deshabilitarlas y/o esconderlas. Si muchas son contenedores de cosas que se actualizan por internet, o bien son pasarelas, no son más que portales a contenido, lo que significa que no deberían tener elementos críticos -y que por ende probablemente pesan muy poco- que no las haga susceptibles a ser quitadas de la vista, pero no borradas. Podría ser algo tipo control parental al estilo de la configuración de las notificaciones, de forma que en ese apartado se coloquen las aplicaciones que no queremos ver en la pantalla del iPhone, pero que están ahí.

Esta última opción es la que más se acerca a lo que Cook podría querer decir en vistas a que -tal vez- se pueda implementar el día de mañana en iOS. Pero de ahí a permitir que se borre o desinstale las apps que no se usan, hay un trecho tan largo que es prácticamente inalcanzable. Y las razones a la vista están.

Imagen | Buzzfeed

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