El año que Apple vivirá peligrosamente
Cuando nadie sabe quien lo decide, «toca» hablar del tema impuestos y sedes fiscales de Apple, o toca hablar de que «esto ya no es lo que era», que los productos fallan, que se ha perdido calidad, etc.
Durante los primeros días del año hemos tenido artículos de guruses de internet, reportajes de medios especializados -y no poco influyentes precisamente- y en consecuencia, una legión de usuarios que dan crédito a todo lo que se dice en relación al declive de la antaño gran manzana. Todos podrían tener razón. Pero ninguno dice el porqué podrían tener razón.
Creo que esta historia empezó a tomar relevancia cuando Apple abandonó los Power PC y empezó a integrar procesadores Intel. Desde entonces, las hemos tenido -y seguimos teniendo- de todos los colores.
Primero están los profesionales, que se sienten en gran parte traicionados porque siendo antaño los que sustentaron gran parte del negocio de la compañía, ahora parece que se les deja de lado. Productos y servicios alabados por posiblemente el sector más crítico y exigente de los usuarios de Apple se han visto relegados a cosas sencillas y limitados, pero pensados para que cualquiera pueda usarlos. Vender a todo el mundo.
Luego, la historia de la calidad del hardware y el software ya hace tantos años que dura que ya he perdido la cuenta, pero sí que es cierto que últimamente han pasado varias cosas que podrían haber marcado un antes y un después en la historia de la compañía. Hablamos del tristemente célebre antennagate del iPhone, pasando por los fiascos de Mapas, sumando actualizaciones de iOS que inutilizan millones de aparatos en todo el mundo en minutos, filtraciones de fotos de famosos procedentes de iCloud, sistemas operativos que aunque se actualizan no solucionan problemas básicos, y un largo, larguísimo etcétera que cuando nos salpica a título personal se convierte en el motivo para vomitar contra la empresa. Y es precisamente aquí donde es momento de pararse a pensar.
Este año «está tocando» hablar de Apple justo cuando ha terminado la época de mayores ventas del año. Justo cuando ha terminado la navidad. Justo cuando las posibilidades de que a cualquier usuario le toque la china -valga la redundancia- son más elevadas que cualquier época del año. No es normal que cuando a alguien le toca un buen producto lo prodigue por internet simplemente porque así debería ser siempre. Pero si sale malo, el usuario se ensaña. Y casi siempre, con razón.
Lo que por norma general se obvia, es que cuantos más usuarios tiene y más productos fabrica porque más productos vende, más posibilidades hay de que haya un producto que salga defectuoso. Es lo que tiene la tecnología fabricada en serie de forma masiva bajo intervención humana la cual, dicen algunos, está sobreexplotada, con todo lo que ello implica. La cuestión está en que, por norma general, las empresas suelen tener una cifra variable de productos defectuosos considerada como aceptable; pero claro, cuando nuestro producto entra dentro de este margen, es cuando arde Troya. Y esta cifra es la que, cuando hablamos de Apple, nunca sabremos. Sin embargo, sí que la empresa se apresuró en numerar a sólo 6 los casos del iPhone 6 Plus doblados, haciendo especial énfasis en el sólo. Y tuvo razón. Sólo 6 de… ¿Cuantos millones?¿Y si uno de los 6 hubiera sido el tuyo?¿Y si en vez de 6 hubieran sido 6000? Pues posiblemente Apple hubiera seguido funcionando igual. Apple y cualquier otra vendegadgets.
Cuando una empresa es más grande, mayor es la diana en la que disparar que se forma a su alrededor. Y la naturaleza de Apple y su vinculación a la tecnología hace su diana mayor aún porque está muy presente en internet cuando en otros productos el porcentaje de fallo es mayor: Electrodomésticos, comestibles, prendas de vestir, etc. Pero ninguno de estos productos es Apple. Y no hay foco mediático a su alrededor.
De todas maneras, este artículo no es, ni por asomo, una justificación de lo que no debería ocurrir, y no va mas allá de presentar las cosas desde todos los puntos de vista. Y no es una justificación porque es evidente que hay algo que no funciona como antes, porque a quien más quien menos ya le ha tocado la china en una ocasión, o más. Hay muchas cosas que no van y que deberían ir mientras Apple parece -y sólo parece- que se afana más por tener listo todo lo que prepara para este 2015, que en rectificar todo lo que se tendría que haber rectificado ya. Si los auriculares, relojes, servicios, tablets inmensos y ordenadores anoréxicos se sientan sobre una base fangosa y se olvida el simplemente funciona, Apple puede empezar a caer por muy bueno -y numeroso- sea su equipo de publicidad y márketing. Y maquillaje. Por eso, algunos pensamos que este 2015 será el año que Apple vivirá peligrosamente.