Las claves de diseño que hacen aún más atractivo al nuevo iPad Pro
Parece que las grandes bazas de esta generación 2018 del iPad Pro que acabamos de estrenar están todas en el nivel Hardware y de prestaciones. En todo caso habría que añadir quizás ese concepto de experiencia de usuario que tanto mencionamos a la hora de valorar el uso que le damos a nuestros equipos, pero si hemos de ser sinceros, para muchos potenciales compradores del nuevo dispositivo de Apple fuera del ámbito tecnológico, el factor casi decisivo a la hora de hacerse con uno es que le resulte atractivo. Que le entre por os ojos, vamos.
Y Apple no es ajeno a esta actitud. No lo ha sido nunca, baste recordar esos comentarios que muchos usuarios de la manzana soportábamos por «pagar el diseño» que de ser denostado ha pasado de un tiempo a esta parte en ser un valor justamente reconocido y que en el caso del nuevo iPad Pro se convierte en un elemento más a tener en cuenta.
Tan clave que no por nada el diseñador de toda la línea de Apple es una verdadera estrella. Un Jony Ive que ha compartido los diferentes aspectos del diseño del iPad Pro, tan específico y perfectamente integrado que convierten al dispositivo en algo mágico sobresaliente por encima del 99% del resto de los productos tecnológicos de su categoría.
Ive concede especial importancia a la nueva pantalla Liquid Retina, que emplea una técnica subpixel de anti-aliasing que consigue que las esquinas redondeadas parezcan fundirse a la perfección con los bordes del dispositivo. Para él, las habituales esquinas angulosas de las pantallas no le acababan de convencer porque parecían evidenciar que el panel era algo así como un elemento extraño al resto del concepto más redondeado. Ahora, si nos fijamos en el nuevo iPad Pro, vemos que el radio de la curva de la pantalla es concéntrica y simétrica al de la carcasa, produciendo un aspecto más fluido e integrado, como si todo fuera una única pieza.
Otro aspecto interesante es esa sensación de que el iPad no tiene una orientación específica. No hay arriba y abajo. No nos obliga a usarlo de una manera concreta, si no que parece que cualquiera de ellas resulta natural para el usuario. Naturalidad que se consigue al eliminar el botón Home del frontal, distribuyendo los altavoces por todo el perímetro y permitiendo que utilicemos sin problemas Face ID indistintamente de si utilicemos el iPad Pro en vertical o en horizontal.
Cambios sencillos, a veces simples detalles que se convierten para diseñadores e ingenieros en la parte más complicada de lograr a la hora de llevarlos a la realidad, sobre todo evitando excesos que lastran al producto final y que se han convertido en un santo y seña para Apple orgullosa, como insiste de nuevo Ive, de las cosas que deberían estar, pero que, afortunadamente, consiguen que ya no estén.
Y todo esto que acabamos de decir del iPad Pro se extiende también al nuevo Apple Pencil y a su perfecta integración conjunta a todos los niveles y en el que el equipo de diseño de la compañía ha puesto todo el detalle posible.
Era difícil añadir cambios a un producto tan popular como el iPad, pero los que hemos visto en este nuevo iPad Pro y que seguramente acaban llegando a toda la gama han sido sin duda para mejor. Es un producto nuevo, pero no parece diferente. No parece tan diferente y eso es lo que consigue que reconozcamos de inmediato ante el producto que estamos y simplemente volvamos a maravillarnos tanto como lo hicimos la primera vez que vimos uno.
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