Entrevistamos a Bruno Nievas: la literatura en formato digital
La literatura ha experimentado un sorprendente cambio de formato a lo largo de los últimos años. Sin apenas darnos cuenta, hemos empezado a cohabitar con un mundo lleno de ereaders y tablets, y poco a poco, nuestras estanterías han comenzado a quedarse cada vez más vacías debido al incremento en la venta de libros electrónicos.
Hoy tengo el privilegio de entrevistar a Bruno Nievas, un excelente pediatra que dedica parte de su tiempo libre a escribir libros tan maravillosos como son Realidad Aumentada y Holocausto Manhattan, éste último publicado recientemente. Si tienes tanta ganas de leer la entrevista como yo ilusión de haberla realizado, no dudes en pulsar «Leer más». ¡Comenzamos la entrevista!
Sobre el autor
Hola Bruno, ante de nada me gustaría darte las gracias por el enorme privilegio de poder entrevistarte. Comencé a saber de ti tras descubrir Realidad Aumentada en la tienda de Amazon. He de reconocer que me gustó tanto tu obra que desde entonces intento estar al día de cualquier libro que publiques.
Como bien sabes, la tecnología ha permitido reducir el coste en la producción y publicación de obras, sin embargo muchos escritores (o editoriales) decidieron en su día mantener los mismos precios que el formato en papel. ¿Qué te hizo romper con esa rutina y publicar tu primer libro (Realidad Aumentada) de forma totalmente gratuita?
Decidí regalar Realidad Aumentada tras haber sido rechazada por las editoriales porque quería saber si era un buen texto o no. Sí, tenía el apoyo de Juan Gómez-Jurado y mis familiares y los amigos que lo habían leído y me habían dicho que les había gustado, pero también la inquietud de saber si podía ser un texto que gustara a miles de personas. Y la única forma de lograr llegar a esos potenciales lectores era colgar la novela gratis, de forma que cualquiera pudiera bajársela con solo un clic de ratón. Supuso una auténtica sorpresa superar las 42.000 descargas en tan solo cuatro meses. La novela gustó y el boca a boca hizo que llegaran cada vez más lectores a mi web. Y poco después, recibí la llamada de Ediciones B.
¿Fue iniciativa propia o tuviste en mente a alguna persona que para ti fue un ejemplo a seguir?
Sabía que había alguna novela que había salido de Internet o que había funcionado gracias al boca a boca, eso era algo que siempre me llamaba la atención cuando lo veía en la solapa de algún libro ojeando en librerías o bien me enteraba navegando por la red. Pero no me fijé en ninguno en concreto, ya que realmente cada libro tiene su propio camino o circunstancias, que suelen ser casi imposibles de aplicar al resto. De hecho en aquel momento casi nadie colgaba sus libros en Internet, Amazon aún no había llegado a España y ese tipo de fenómenos eran cosas aisladas. Tanto, que cuando decidí finalmente colgarlo no fueron pocos los que me escribieron diciendo que haciendo aquello estaba “quemando” el libro y que ninguna editorial lo querría al haber estado gratis en la red. Afortunadamente el tiempo ha demostrado que eso no es cierto. Estar en Internet le dio visibilidad y gracias a eso ahora estoy con una de las editoriales españolas más importantes. Sí me gustaría destacar, eso sí, que cuando decidí colgarla tanto a mi familia como a Juan Gómez-Jurado les pareció una gran idea. Así que acerté al hacerles caso a ellos.
Creo que las novedades en digital no deberían superar nunca los 7-8 euros (para mí lo ideal sería un precio de salida de máximo 5 euros). Pero también es cierto que para eso los lectores deben apoyar y comprar los libros que sí tienen un precio justo.
¿Cómo crees que está actualmente la situación en cuanto a literatura se refiere en España?
Yo no poseo más datos de mercado que los que están disponibles para todos a través de las noticias, pero por lo que se ve las ventas están cayendo y la piratería está destrozando la línea de flotación de las editoriales, por lo que no es de extrañar que muchas de ellas se muestren recelosas hacia el mercado digital y prefieran no potenciarlo, por ejemplo, manteniendo precios elevados. Hay que ponerse en su lugar, es normal que no te atraiga algo que te está haciendo daño. Hay que pensar que el mercado digital supone aún un porcentaje bajo de las ventas, un 15% aproximadamente, y sin embargo la piratería (que aumenta en época de crisis) sí está haciendo mucho daño a las ventas en papel. Y esto es algo que tenemos que cambiar entre todos: cada usuario que se baja un libro para leerlo gratis está poniendo una zancadilla al progreso del formato digital. Personalmente creo que es el futuro y que es necesario que los precios acompañen al lector. Creo que las novedades en digital no deberían superar nunca los 7-8 euros (para mí lo ideal sería un precio de salida de máximo 5 euros). Pero también es cierto que para eso los lectores deben apoyar y comprar los libros que sí tienen un precio justo. Yo le he pedido a Ediciones B que Holocausto Manhattan tuviera un precio de salida bajo y ellos han consentido que saliera a nada menos que 2,99€, toda una revolución en el mercado editorial español. El resto de las editoriales está muy pendiente de esa apuesta. Espero que los lectores (si les gusta la novela, claro) ayuden a demostrar que es posible vender libros a precios bajos. Si no, el camino será muy largo en ese sentido.
Antes de finalizar esta primera parte de la entrevista me gustaría saber tu opinión sobre otro tema. ¿De qué forma crees que influye Apple en la literatura digital?
En Estados Unidos la presencia de dispositivos iOS como iPhone o iPad es muy elevada y gran parte de las ventas en digital se hacen a través de su tienda iBooks. Sin embargo en España, aunque muchos usuarios son apasionados, es cierto que la presencia de estos dispositivos es menor en relación a Android, por ejemplo, o los lectores de libros digitales de otras marcas. También es cierto que leer en un iPhone o en un iPad es mucho más incómodo que leer en un Kindle, por ejemplo, y eso de nuevo condiciona que el número de usuarios sea menor. Por otro lado, Apple apenas da juego para la autopublicación o la publicación con editoriales menores, así que es difícil que un autor novel aparezca en IBooks. Todo esto condiciona que la influencia de Apple en la literatura digital sea menor por ejemplo que la que tiene Amazon, con un lector dedicado específicamente a eso y con una tienda que sí da visibilidad a los autores noveles y con políticas de precios muy agresivas, tanto en sus lectores digitales como en los libros en sí. Y ojo que soy un usuario convencido de la manzana, pero al menos en este tema creo que Amazon le lleva bastante ventaja a Apple. Y eso es bueno, porque la competencia siempre beneficia al usuario. De todas formas, creo que al mercado digital en España aún le falta mucho por recorrer. Y en eso los usuarios tenemos mucho que decir, dejando de lado de una vez por todas la piratería y apoyando a las editoriales y los autores que se arriesguen a lanzar libros a precios bajos.
Sobre la obra: Holocausto Manhattan
Tu segunda novela, Holocausto Manhattan, está siendo un rotundo un éxito. ¿Qué te llevó a decidirte escribir un libro en esta línea?
Quería saber si iba a poder ser capaz de escribir algo completamente diferente a Realidad Aumentada. Esta era un thriller con un componente importante de ciencia-ficción que contaba una historia rápida, lineal y con pocos personajes, hecha para enganchar al lector y que este disfrutara con ella. Con Holocausto Manhattan me atreví a introducirme en histórica, hablando de Auschwitz en 1944, trabajar dos tramas principales y múltiples subtramas y crear y manejar muchos personajes, además infinitamente más profundos y trabajados. Todo eso, además, intentando aportar un punto de vista diferente y sin perder ese tono de thriller que atrapase al lector pero que le hiciera reflexionar una vez terminada la novela. Fue un reto que en muchas ocasiones estuvo a punto de superarme, pero ahora me alegro de haberme enfrentado a él.
Piensa que es mucho mejor vender cien copias y que esos cien lectores terminen encantados, a vender mil y que no le guste a nadie. Solo aquellos a los que les guste el libro lo recomendarán y eso es lo que le da vida a un libro.
En la iBook Store has llegado a ocupar el primer puesto con Realidad Aumentada y Holocausto Manhattan se encuentra actualmente en el ranking de los diez libros más vendidos. ¿Cuántas ventas has llegado a registrar en la iBook Store? ¿Vendes más libros para el Kindle de Amazon o para el iPad? ¿Vendes más libros en formato físico o en formato digital?
No te puedo dar cifras exactas porque están sujetas a contratos de confidencialidad (ahora se cuidan mucho esas cosas). Sí te puedo decir que vendo más en digital que en papel por un motivo evidente y es que “nací” como escritor en la red gracias a esa idea de colgar Realidad Aumentada gratis cuando fue rechazada por las editoriales. Sin embargo eso no es en absoluto rígido ya que de Realidad Aumentada se han vendido muchas copias en papel (más de las que se esperaban vender) y parece que las ventas continúan creciendo gracias a que el boca a boca va haciendo efecto. Con Holocausto Manhattan las ventas en digital están siendo una auténtica alegría ya que nada más salir se fue a los primeros puestos en las tiendas digitales y lleva dos meses entre los más vendidos. En papel aún es pronto para saberlo porque este formato es mucho más lento y no da un feedback tan inmediato, aunque parece que está vendiéndose en papel mucho más de lo que lo hizo Realidad Aumentada en su momento. En cualquier caso creo que lo importante no es la cifra de ventas absoluta (y menos al principio) sino el hecho de que a los lectores les guste, y esto es fundamental: piensa que es mucho mejor vender cien copias y que esos cien lectores terminen encantados, a vender mil y que no le guste a nadie. Solo aquellos a los que les guste el libro lo recomendarán y eso es lo que le da vida a un libro. Así se produjeron fenómenos como el de Harry Potter, las primeras ventas fueron paupérrimas pero todo el que lo leía lo recomendaba. Por eso a mí lo que me preocupa de verdad es que el lector se sienta feliz cuando termine de leer Holocausto Manhattan. Y que durante la lectura disfrute de lo lindo, claro.
¿Ha afectado de alguna forma el éxito que tus obras han tenido en tu día a día como pediatra?
Bastante poco, por fortuna. Es cierto que ya es raro el día que alguien no te menciona algo referido a los libros o que te pide una firma o cosas de ese tipo, eso por no hablar de las cábalas que hay que hacer para poder asistir a eventos como la Feria del Libro de Madrid o la Semana Negra de Gijón. Pero mi trabajo diario sigue siendo el de pediatra, que hago con la misma intensidad y dedicación que antes. Y cuando pones el chip de pediatra no piensas en otra cosa. Trabajar en la sanidad pública exige mucha atención no ya por tratar con niños, que es una población especialmente sensible y desprotegida y que requiere de todo tu cariño, sino que hay que ofrecer la mejor asistencia posible a todos los casos pero respetando los tiempos que te dan para atender a toda la demanda en igualdad de condiciones. Dar el máximo de calidad ofreciendo a la vez cariño y procurando respetar un horario estrecho es una labor que exige tu concentración al doscientos por cien. Eso sí, cuando por fin tienes un hueco para escribir tranquilamente en tu casa, ahí no hay pediatra que valga…
Para finalizar, ¿alguna anécdota o curiosidad que quieras contarnos sobre Holocausto Manhattan?
Uf, la novela tiene miles de detalles, anécdotas y pequeños secretos. Podría decirte que el título original, el que tenía puesto antes de Holocausto Manhattan, aparece en el texto y además de forma muy evidente, aunque hay que andar muy fino para averiguar cuál es. O que la trama original incluía un personaje que desapareció por completo de la historia con el fin de reforzar el carácter y la transformación de otro de los personajes. O que reescribí la novela entera dos veces, una para mejorar el estilo y otra para reducirla de 220.000 a 162.000 palabras. O que hay decenas de guiños a lo largo de sus páginas, unos evidentes y otros bastante ocultos. Son cientos, quizás miles de anécdotas. Pero eso casi daría para otro libro… 😉