Google tiene la tecnología necesaria para poder leer nuestros correos (y es probable que lo haga)

La Nube no es un lugar seguro para almacenar nuestros datos. No es que quiera alarmar innecesariamente a nadie, pero es así. Cualquier espacio al que se pueda acceder de manera remota, por muchas medidas de protección que tenga, es susceptible de ser vulnerado por un atacante malicioso. El único lugar realmente fiable es en un disco duro local, sin acceso a ninguna red y lejos del alcance de cualquiera que no seamos nosotros.

Aún así confiamos nuestra información a las compañías tecnológicas confiando en que tomen las medidas necesarias para mantenernos a salvo de esos atacantes, pero ¿Y si esos garantes de protección son los que acceden a nuestros datos personales? ¿Puede por ejemplo Google leer mis correos de su plataforma? Pues parece que sí…

Y no es que lo digamos nosotros, lo dice Martin Shelton, un empleado de la compañía que ahora trabaja de investigador para la fundación Freedom of the Press, donde precisamente ha publicado un artículo en el que afirma que Google no sólo puede acceder a todos los datos en su nube, si no que puede proporcionárselo también a las agencias dependientes del Gobierno de Estados Unidos en caso de que lo requieran.

Shelton se dio cuenta al raíz de una serie de baneos de clientes de G Suite a los que acusaban de haber violado los términos de uso de sus servicios. Pero la única manera de conocer estas supuestas violaciones era haber leído previamente los documentos almacenados en su plataforma. Google no lo niega, de hecho avisa ya en su propia política de privacidad del uso de sistemas automatizados para analizar contenidos con el objetivo de proporcionar mejores resultados de búsquedas, publicidad personalizada y otras funciones. Además analizan nuestro contenido para (siempre según ellos) detectar spam, virus y contenidos fraudulentos o ilegales.

Vamos, que pueden leer nuestros correos y, de hecho lo hacen. Y les hemos dado permiso para hacerlo.

Volvemos pues a recomendar que, aunque es probable que la mayoría de nosotros no seamos lo suficientemente relevantes como para merecer la atención de Google y probablemente a nadie le interese acceder a nuestros datos, lo mejor es que nuestra información en la nube esté encriptada o, mejor aún, no esté en la nube.

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