La distribución de contenidos multimedia en streaming es sin duda uno de los negocios más boyantes en la actualidad y la apuesta de las principales compañías tanto musicales como cinematográficas. El soporte físico parece aparcado, al menos momentáneamente, en pos de películas y discos en la nube a la que acceder de manera instantánea a un precio asequible, incluso de manera gratuita, a cambio de no tenerlas en propiedad.
Mira que iOS 14 es una versión del Sistema Operativo que dota al iPhone de un montón de novedades y de funciones más que interesantes, pero sin duda lo que más hondo ha calado en los medios y también entre el público en general es la adopción de una nueva política de privacidad que busca unas apps más seguras y transparentes para el usuario.
Cuando el nuevo Mac mini con el procesador M1 desarrollado por Apple vio por fin la luz, fue precisamente ese chip el que acaparó la atención de todo el mundo. Empezaron las comparaciones con Intel y los parabienes al Apple Silicon M1 por su velocidad y rendimiento en general, pero hay otros puntos que no llamaron tanto la atención y que son bastante relevantes, sobre todo cuando hablamos de este modelo de Mac en concreto.
El pasado fin de semana se conocía que Facebook había sido objeto de un filtrado masivo de datos personales de sus usuarios en Internet. Un fallo de seguridad que ponía en peligro a más de 533 millones de personas que veían expuestas en la Red sus números de teléfono móvil, direcciones de correo electrónico y otros datos personales privados.
Lo normal es que cuando aparece una nueva versión de un Sistema Operativo, los usuarios no tardemos en descargárnosla para disfrutar así de las novedades que ofrece. Pero pese a ser supuestamente lo normal, no necesariamente se acaba haciendo de manera inmediata y a veces dejamos pasar un tiempo prudencial para ver si hay algún problema de early adopter y ahorrárnoslo nosotros.
Todos tenemos un Sistema Operativo favorito en nuestras vidas, sobre todo si somos veteranos y ya hemos pasado por muchas plataformas. Hay quien prefiere iOS, hay quien se decanta por Android. Hay quien añora aquel Windows XP o quien opina que Ubuntu es la mejor distro de Linux que existe. Si yo tuviera que elegir el mío, sería sin duda Mac OS X, concretamente Tiger, la cuarta evolución que aterrizó en mi primer MacBook Pro Intel, allá por 2005.
Vamos a hablar hoy de un curioso malware, curioso incluso dentro del ecosistema macOS, cuyas medidas de seguridad nativas ya requieren que los métodos infecciosos de los atacantes no sigan los mismos patrones que en otras plataformas. En este caso, la curiosidad en cuestión es que estamos ante una amenaza que afecta a los desarrolladores de Apple.
No es la primera vez (ni tampoco va a ser la última) que comento aquí que la seguridad del usuario es probablemente el elemento más importante a tener en cuenta en materia de Software y también en el mundo tecnológico en general. Más que las deslumbrantes y nuevas funciones de dispositivos y sistemas operativos, más que el diseño estético o el funcional. Más incluso que la privacidad, porque podemos darnos el lujo de que se conozcan datos sobre nosotros, pero no que puedan volverse en nuestra contra.
Puede que suene a titular tendencioso. Que me haya apresurado a sentenciar al HomePod (el original sin aditamentos), pero uno lleva mucho tiempo metido en el mundillo de la manzana y empieza a ver patrones que se repiten de tanto en tanto y cuando las cosas parecen pintar mal... pues casi siempre suelen acabar mal.