Polémica con el reconocimiento facial: ¿Es una manera de tenernos a todos controlados?
Cuando Apple empezó a dejar atrás su sistema de identificación biométrico Touch ID en favor del novedoso Face ID, prácticamente todos los quedamos fascinados. Si ya nos parecía de ciencia ficción desbloquear nuestro iPhone con la huella dactilar, qué decir de hacerlo simplemente mirando a la pantalla y dejando que reconociera nuestra cara.
Sin embargo, no todo el mundo se limitó a disfrutar de los los pros de esta tecnología de reconocimiento facial. Como en todas las tecnologías, se corre el riesgo de que acabe siendo utilizada de manera cuestionable (por llamarlo de alguna manera). Al fin y al cabo, ¿Puede el reconocimiento facial ser una manera de identificarnos y controlarnos a todos?
No se trata ni mucho menos de una pregunta retórica. Desde ayer mismo, en China, cada ciudadanos que decida contratar un nuevo servicio de telefonía móvil va a tener que someterse necesariamente a un escaneo facial. Dicen desde el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información del gigante asiático que se tata de una medida destinada únicamente a verificar la identidad real de los usuarios de Internet en el país y «proteger de manera más eficaz sus derecho e intereses en el Ciberespacio». (sic)
Sin embargo, dicha medida no ha estado exenta de polémica, ya que se cree que estamos ante un plan del gobierno local para poder rastrear a la población de manera eficiente. Un método perfecto para controlar y vigilar a todos los ciudadanos o, al menos, intentar a ver si es posible.
China es seguramente el líder mundial en esta tecnología de reconocimiento facial y la utiliza de manera intensiva y con efectos tales que ha generado todo un intenso debate entre partidarios y detractores. Los primeros ven en este sistema una método eficaz para combatir el fraude en la Red al garantizar que todos los ciudadanos que usen internet lo hagan con su identidad real.
Por el contrario, quienes cuestionan las garantías de los usuarios y su privacidad (en China los proveedores de internet deben verificar la identidad de un usuario antes de permitirle publicar contenido en línea ) creen que estamos ante una herramienta perfecta para eliminar la privacidad de los ciudadanos y ponernos a todos bajo el control del gobierno de turno, como en una distopía al estilo 1984.
Sea como fuere, ese debate es necesario y tanto fabricantes, como plataformas, ciudadanos y también los propios Gobiernos deberían plantearse cuál es el uso más ético de esta tecnología, que puede ser tan beneficiosa como peligrosa, en función siempre del uso que se le acabe dando.
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