Steve Jobs, mucho más que el creador de Apple

Por alguna razón que desconocía no había dormido nada bien. Estaba cansado, mucho, extrañamente triste y me daba la sensación de estar perdido. Como cada mañana eché mano de mi iPad, fiel compañero en la mesilla de noche, levanté el Smart Cover y entré a Twitter. Steve Jobs ha muerto.

No, no puede ser verdad. Me resistía a creerlo, pero entonces mi madre salió de su habitación para decirme que lo había escuchado en la radio. Me quedé sentado en la cama, pensando, Steve se había marchado. Comencé a leer las decenas de tweets que aparecían en el mismo dispositivo que hacía unos meses él mismo presentaba y la sensación de tristeza comenzaba a invadirme por completo. Fui rápidamente a algunos de mis blogs preferidos, necesitaba más detalles, detalles que al fin y al cabo poco importan, todo esto se veía venir.

Nunca me preparé para este momento. El estado de salud de Steve evidenciaba que este final llegaría más pronto que tarde pero no pensaba que fuera tan de repente. Jobs agotó sus últimas fuerzas al frente de la compañía que fundó y derramó cada gota de sudor por su sueño, hacer llegar su tecnología a cada persona del mundo, hasta que no pudo más.

Para mí no se va el CEO, porque él siempre será el CEO por muchos otros que pasen, de la compañía tecnológica más importante del mundo. Para mí se va un genio. Y no sólo esto, se va también mi modelo a seguir, mi referente, mi ídolo. Porque Steve Jobs ha sabido como pocos cambiar el mundo empezando desde abajo, ha sido capaz de darle la vuelta a todo varias veces y de conseguir que la tecnología dejara de ser lo mismo para siempre.

Llegado este punto me cuesta mucho más escribir. Ha sido un día durísimo para mí, como probablemente lo serán los próximos. Recuerdo como miles, qué digo miles, millones de personas lloraban la muerte del rey del pop, Michael Jackson, ahora las entiendo a la perfección. Y es que aunque la mayoría de la gente acostumbre a tener ídolos musicales, deportistas, políticos o religiosos, Steve Jobs tenía, tiene y tendrá para mí todo lo necesario para ser el mío. Su carisma, su prodigiosa mente analítica y sobre todo innovadora, su esfuerzo, su fuerte carácter decidido, su meticulosidad y sobre todo la pasión que ponía en cada palabra que pronunciaba o cada día de trabajo.

Nadie podrá sustituirle, nadie. Llegarán muchos que lo hagan fantásticamente bien, no me cabe la menor duda, pero ninguno tendrá esa esencia, la esencia Jobs. No os preocupéis por Apple, Steve jamás se hubiera ido sin dejar al mando a un equipo genialmente cualificado con una empresa detrás funcionando sobre ruedas. Hoy toca rendirle honores a él, a Steven Paul Jobs.

Así como él decía que hubiera cambiado toda su tecnología por una tarde con Sócrates, yo lo hubiera hecho con todo lo que dispongo por una con él. Debatir durante horas sobre cualquier tema, compartir opiniones, jugar a adivinar el futuro, jugar, a como hacía él, adelantarlo. Queda para mí un recuerdo que siempre tendré, del que solo diré que se trata de un mail enviado desde su conocida dirección. Guardo para mí el contenido.

Hay muchas más cosas que me encantaría decir, pero por lo terriblemente triste y vacío que me siento, no soy capaz de ordenar mis pensamientos ni emociones. Steve Jobs no se ha ido, estaba equivocado al pensar eso, Steve Jobs está y estará siempre aquí mientras que en cada uno de nosotros sus valores sigan presentes.

Steven Paul Jobs. Has cambiado el mundo, la tecnología y mi vida. Que me llamen lo que quieran, pero jamás admiré tanto a una persona. Eres un ejemplo a seguir, mi ejemplo a seguir. Muchísimas gracias por todo. Te debo una.

Stay hungry. Stay foolish.

Opinión #Steve Jobs