Como cada nueva versión de iOS que sale del horno, uno suele preguntarse si realmente merece la pena actualizarse ya o da lo mismo esperar e incluso ignorarla, sobre todo si nuestro iPhone se encuentra entre los modelos más veteranos que soportan el Sistema Operativo. ¿Merece la pena las cosas que vamos a ganar frente a la posibilidad de perder fluidez y performance por el camino?
Uno de los "clásicos" que acompañan desde hace ya bastante tiempo a cada nuevo lanzamiento de un producto de Apple, es el consecuente análisis de la gente de iFixit, que desmontan pieza a pieza el dispositivo en cuestión y nos informan desde los componentes que incorpora a las facilidades o dificultades con las que nos encontraríamos si intentásemos repararlo por nuestra cuenta.
No sé si le habrá pasado a más gente, pero cuando empecé a ver las primeras imágenes del notch de la pantalla en los nuevos MacBook Pro de 14 y 16 pulgadas, una de las cosas que enseguida se me vinieron a la cabeza era si utilizarían la tecnología Face ID. Cuando se presentaron y vi que no sería así, pensé primero por qué no y acto seguido, si algún día acabaría llegando o no lo haría nunca.
Prácticamente una semana después de la presentación de los nuevos iPhone 13 y con los dispositivos a punto ya de caer en manos de sus primeros propietarios, vamos a apartar por un momento la vista de ellos e intentar centrarla en un futuro cercano. Hay muchos rumores acerca de las características intuidas para esta nueva generación que nos cumplieron y muchas preguntas acerca del salto evolutivo que podremos ver en la próxima generación.
Una de las sorpresas más agradables que me llevé durante el pasado evento California Streaming, mucho más aún que el propio iPhone 13, fue la nueva generación del iPad mini. A diferencia de los nuevos iPhone o incluso del nuevo iPad de entrada de gama, que son básicamente una puesta al día de sus respectivos predecesores, el pequeño de los tablets de Apple parece un nuevo dispositivo en sí mismo.
Una de las características más destacables de iOS 14.5 es la posibilidad de desbloquear un iPhone usando Face ID aunque llevemos puesta una mascarilla. Ya no vamos a necesitar teclear un código en la pantalla ni nada parecido, eso sí, además de la mascarilla también vamos a tener que llevar puesto nuestro Apple Watch.
Sí, por fin, porque ya era hora que con un año largo de pandemia sobre nuestras espaldas, Apple haya pensado en una actualización que vaya a permitir a los usuarios poder desbloquear sus dispositivos a través de Face ID sin tener que quitarnos la mascarilla para que nos reconozca el rostro, ni usar otros trucos para conseguirlo.
La pandemia del Coronavirus ha traído consigo que las mascarillas se hayan convertido en parte del paisaje habitual en las calles de esta denominada nueva normalidad. Tanto es así que en España su uso es ya obligatorio tanto en espacios públicos como en aquellos al aire libre en los que no se pueda mantener la distancia de seguridad de al menos dos metros.
La pandemia del COVID-19, o del Coronavirus, si se prefiere, ha cambiado radicalmente nuestro estilo de vida. Nuestro día a día es completamente diferente de un mes a esta parte y como muestra de ello, el uso cada vez más generalizado de las mascarillas. Llevar una puesta es algo común en Japón y otros países asiáticos, pero para nada en la sociedad occidental. Sin embargo, ahora no sólo es recomendable, si no que es prácticamente obligatorio.
Aunque a estas alturas de la película no sólo ya nos hemos terminado acostumbrado a él, si no que el resto de las marcas han imitado la propuesta en sus propios terminales, el notch siempre ha sido el gran "pero" de las nuevas generaciones del iPhone, empañando ese sueño de Jonathan Ive de un frontal que fuera únicamente una prístina lámina de cristal.
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