Ayer escuché un gag muy divertido sobre los audiolibros en el que, más o menos, una autora decía que su libro estaba ya disponible en edición impresa, digital y que también había hasta audiolibro, pero claro, ella ya sabía leer... Resumido así pierde toda la gracia, claro, pero no el concepto que supone esa tendencia cada vez más extendida de elegir los contenidos en audio en lugar de leerlos uno mismo.
Hace escasos días os explicamos que un fallo de iTunes provoca el borrado de la biblioteca del usuario, fallo el cual Apple asegura que se produce en casos muy puntuales. Las alarmas entre los usuario se dispararon cuando un usuario reveló que el fallo le había borrado 122GB de música.
Apple es casi sin lugar a dudas uno de los mayores impulsores de los podcasts a nivel mundial. El único beneficio que saca Apple es indirecto, en el sentido de que a lo máximo que llegan es que los podcasters sean también clientes y usuarios de la marca de la manzana. En cambio, los podcasters quieren más.
El pasado febrero los responsables de software y servicios, y de ingeniería de software de Apple respectivamente Eddy Cue y Craig Federighi concedieron una entrevista en la que anticiparon una nueva versión de iTunes con cambios en el diseño, tan reclamada por propios y extraños, ya que la aplicación ha sido el blanco de las críticas de un buen número de usuarios.
El CLUF son las siglas de Contrato Licencia de Usuario Final, que de cara al usuario es representado en forma de un montón de páginas de texto en las que se especifica los términos y condiciones por las que una compañía de software cede el permiso al usuario -el cual nunca compra un programa, sino una licencia para usarlo- y que por defecto aceptamos sin leer.