Si antes la estrategia a seguir por muchas empresas tecnológicas era la de comprar empresas más pequeñas y asimilar así su portafolio de ideas, ahora esa estrategia pasa por contratar directamente a los mayores talentos de tus rivales y aprovechar sus ideas en beneficio propio, además de privar de las mismas a tus competidores más directos.
Apple ya ha tenido algún que otro escarmiento al respecto del robo de empleados de otras compañías, y en este sentido, una demanda apunta a reincidencia.
Durante los últimos meses se ha especulado bastante sobre quién será el fabricante del chip A9 que presumiblemente deberá incluir la próxima generación de dispositivos iOS. Dadas las no muy buenas relaciones de Apple con la coreana Samsung se pensaba que los de Cupertino podrían confiar en la taiwanesa TSMC para su fabricación. Sin embargo, parece que esto al final no será así.
Sabemos por un lado que Apple ha conseguido romper de nuevo todos los récords en ventas del iPhone, y sabemos que a Samsung no le han ido demasiado bien las cosas en los últimos meses.
Cuando Apple presentó sus cuentas del primer cuarto de 2015, a pesar de los increíbles beneficios obtenidos, récord histórico y señal indudable de la estupenda salud de la que goza actualmente la compañía de la manzana (más sana que una ídem), no nos resistimos a poner "peros". Que si no se habló de los iPods, que si los iPads están de capa caída... ¡como si ganar 9.000 millones de dólares fuera pecata minuta!
Ya os pusimos sobre la pista cuando empezaron a surgir los primeros rumores y seguimos investigando la noticia cuando se supone que los chipsets entraban en producción, pero ha sido ahora cuando por fin se ha confirmado que Samsung va a ser el principal fabricante de los procesadores que integrarán la próxima generación del iPhone de Apple.