Vamos a dejar de lado por un momento los asuntos relacionados con los asuntos derivados del último cuarto fiscal de Apple para centrarnos en otros conceptos del ecosistema de la manzana. O quizás tampoco nos vamos a desviar tanto, ya que vamos a hablaros un poco de lo que puede acabar viniendo, y es en ese futuro incierto en el que en la manzana depositan muchas de sus esperanzas de recuperación.
A pesar de que Steve Jobs defendió en su día que el dedo era el mejor interfaz posible para sus dispositivos táctiles, era lógico que con el aumento de la superficie de pantalla que supuso el iPad Pro y la búsqueda de una mayor precisión en determinados usos acabase apareciendo una herramienta como el Apple Pencil.
Decíamos antes que los rumores sobre el iPad Pro estaban reviviendo con fuerza, que vendría equipado con la tecnología Force Touch y hasta un stylus y que quizás estuviera entre nosotros antes de lo que pensamos.
Cuando los rumores sobre la existencia de un iPad de 12 o 13 pulgadas, conocido por el momento como el iPad Pro, empezaron a acercarse más a la realidad que a la ficción, uno de los datos que más llamó la atención fue que en Apple parecían que iban a dejar atrás ese interfaz natural que tanto maravillaba a Steve Jobs (el dedo) por un stylus.
Tal día como anteayer, hace ya un lustro, el iPad hacía su aparición al mercado, revolucionando para muchos las costumbres que hasta entonces muchos teníamos con nuestros gadgets y convirtiéndose sin el menor género de dudas en un dispositivo que no dejó indiferente a nadie y abrió un mundo de posibilidades y usos hasta entonces apenas exploradas y ni tan siquiera imaginadas por sus propios creadores.